lunes, junio 18, 2007

La antinomia de la Razón Pura

Una antinomia es para Kant un conflicto en el que entra la razón cuando pretende pensar lo incondicionado. La antinomia de la razón pura son los conflictos que genera la idea trascendental de "universo" entendido como síntesis global de todos los fenómenos. Pero ¿por qué se produce este conflicto?

Para entender el origen de este conflicto debemos recordar cómo funciona la razón según Kant: tomando las percepciones del entendimiento y construyendo con ellos conceptos. Por ejemplo el entendimiento percibe en el objeto X las cualidades de: cuadrúpedo, que come hierba, de color negro y blanco etc. pero no percibe por ningún lado el concepto "vaca"; este concepto no es entendido, es decir, no pertenece al entendimiento, sino que es concebido por la razón que sintetiza muchas percepciones en un concepto genérico como, en este ejemplo, el concepto vaca que contiene infinidad de percepciones particulares. La razón, por lo tanto, sintetiza la pluralidad de percepciones del entendimiento en conceptos generales, su función es la síntesis. El problema surge cuando la razón sintetiza cosas que no están, y además no pueden estar, en el entendimiento ya que no dependen de la experiencia. Como la función de la razón es la síntesis es natural que tienda a sintetizarlo todo incluso lo que no es sintetizable. De esta síntesis que se extralimita en sus funciones surgen las ideas trascendentales: el alma, el mundo y Dios. El alma es la síntesis de toda nuestra subjetividad, el mundo la síntesis de todos los fenómenos y Dios, lógicamente, es la síntesis total. La idea de alma produce en la razón pura el conflicto llamado "paralogismo de la razón pura"; la idea de mundo produce la "antinomia de la razón pura"; y, finalmente, la idea de Dios produce el conflicto del "ideal de la razón pura". En este trabajo vamos a analizar los conflictos en los que cae la razón pura ante la idea de mundo.

¿Por qué el concepto de mundo, dice Kant, no es una percepción del entendimiento sino un constructo derivado del exceso de pretensión sintética de la razón pura? Nosotros vemos fenómenos a cada paso que damos: percepciones visuales, auditivas, olfativas, en fin, una pluralidad constante de objetos. Esos objetos los podemos concebir como totalidad pero nunca percibir como tal; en otras palabras: la idea de universo es una idea que engloba a todas las percepciones fenoménicas posibles pero por eso mismo, por su carácter totalizador, no es percibible. ¿Alguien ha visto "El Universo" con toda la pluralidad de sus fenómenos? Lógicamente no porque es imposible excepto para un ser omnisciente. El Universo es una síntesis excesiva que realiza nuestra razón de la totalidad de los fenómenos.

"Si, al hacer uso de los principios del entendimiento, no nos limitamos a aplicar la razón a los objetos de la experiencia, sino que nos atrevemos a extender esos principios más allá de los límites de la misma, surgen las tesis pseudoracionales. Tales tesis no necesitan ni esperar una confirmación empírica, ni temer una refutación"
(Crítica de la razón Pura, Editorial Taurus, B449).

En el ámbito cosmológico estas tesis pseudoracionales generan los conflictos de la razón pura. Al intentar indagar sobre el concepto de Universo y cuales son sus propiedades se cae en el mismo error que cuando se trata de definir el concepto de Dios (otra idea trascendental): tesis y antítesis al no tener basamento en las percepciones del entendimiento, es decir en la experiencia, no pueden ser ni mostradas ni refutadas de modo alguno. Es, por ejemplo, como tratar de definir los hábitos alimenticios del unquifante: ¿cómo podemos demostrar que es herbívoro o carnívoro? de ningún modo porque el unquifante es un fruto de la fantasía y no es un animal real. La idea "Universo" es una idea de la razón no un objeto de la experiencia.


Siguiendo su sistema de las categorías, y constatando sus conclusiones con la historia de esa disciplina filosófica denominada "cosmología racional", Kant encuentra que los conflictos antitéticos de la razón son los siguientes (la letra T significa tesis y la A antítesis):

1. T. El mundo tiene un comienzo en el tiempo y, con respecto al espacio, está igualmente encerrado entre límites.
1. A. El mundo no tiene comienzo, así como tampoco límites en el espacio. Es infinito tanto respecto del tiempo como del espacio.
op. cit. B455

2. T. Toda sustancia compuesta consta de partes simples y no existe más que lo simple o lo compuesto de lo simple en el mundo.
2. A. Ninguna cosa compuesta consta de partes simples y no existe nada simple en el mundo.
op. cit. B463

3.T. La causalidad según leyes de la naturaleza no es la única de la que pueden derivar los fenómenos todos del mundo. Para explicar éstos nos hace falta otra causalidad.
3.A. No hay libertad. Todo cuanto sucede en el mundo se desarrolla exclusivamente según leyes de la naturaleza.
op. cit. B473

4. T. Al mundo pertenece algo que, sea en cuanto parte suya, sea en cuanto causa suya, constituye un ser absolutamente necesario.
4. A. No existe en el mundo ningún ser absolutamente necesario, como tampoco existe fuera de él en cuanto causa suya.
op. cit. B481

Estos son los cuatro conflictos de la razón pura con la idea trascendental de mundo. Son, como era lógico prever, los cuatro problemas básicos de la Filosofía de la Naturaleza e incluso, ¿por qué no decirlo?, de la cosmología actual: ¿es el universo eterno e infinito o tuvo un origen en el espacio-tiempo?; ¿existen partículas mínimas de las que estén compuestas toda la realidad?; ¿en el universo causal existe espacio para la libertad o todo son concatenaciones de causas?; y ¿existe una realidad subyacente al Universo que la sostenga en el Ser?

Para Kant estas cuatro cuestiones no son resolubles por la razón ya que encontramos razones de peso tanto para una respuesta como para la contraria aunque, es evidente, que no pueden ser ambas posibilidades verdaderas al mismo tiempo (tesis y antítesis se contraponen como contradictorias). Y, es preciso subrayarlo, este conflicto es irresoluble toda vez que no se puede resolver con la experiencia. Este es el drama de la antinomia: el conflicto no puede no producirse ya que la labor sintética de la razón la lleva a elaborar la idea de la totalidad de los fenómenos, es decir el Universo, y, a su vez, esta idea genera los conflictos señalados que son irresolubles. No podemos responder a ninguna de esas cuatro preguntas sólo podemos elucubrar sobre ellas con la certeza de que las construcciones teóricas que elaboremos no tendrán nunca una contrapartida experimental.

Kant, una vez que ha dividido el conflicto cosmológico de la razón pura en tesis y antítesis, se pregunta cual es la diferencia entre ambas posiciones. Según Kant la tesis adopta como fundamento comienzos para la serie de fenómenos (origen de causas en la libertad, origen del universo en el espacio y el tiempo, origen en un ser subyacente etc.) mientras que las antitesis adoptan un "empirismo puro" contentándose con una extensión ad infinitum de los hechos fenoménicos que percibimos cotidianamente.

Aunque ha quedado claro que para Kant no podemos saber cuál de las dos posibilidades es cierta frente a la otra sí nos podemos plantear cuál nos interesa más. La respuesta de Kant es que la razón pura tiene interés en la verdad de la tesis por tres motivos:

El interés práctico. A nivel ético y político es más beneficioso para la razón considerar el mundo como una realidad fundada en un Ser necesario y, sobretodo, creer que existe la libertad de decisión en los asuntos prácticos.

El interés especulativo. Un universo con un ser necesario o con unos límites espacio-temporales invita al descubrimiento de estos horizontes más fervientemente que un cosmos carente de estas realidades.

La popularidad. El entendimiento ordinario comprende con mayor facilidad un universo que comienza en el tiempo que un universo eterno; una realidad con sustancias simples que sin ellas; etc.

Aunque sólo al nivel del interés la razón pura se inclina hacia la tesis. No obstante, debemos recordar según Kant, que la postura de la antitesis tiene la misma validez de verdad que la tesis y que, además, tampoco carece de interés: refrenar las ansias dogmáticas de la tesis. En otras palabras, aunque la razón pura se sienta inclinada por interés hacia la tesis, la antítesis tiene la misma validez y no carece del todo de interés: sin ella la tesis se enseñorearía de la teorización cosmológica y se impondría como objetivamente verdadera, cosa negativa para el desarrollo mismo de la especulación de la razón.

¿Entonces qué, podría decir un lector, es el universo eterno o tuvo un comienzo, existe libertad o no existe, hay elementos simples en la materia..? Kant explica que esta pregunta es una pregunta irresoluble que parte de un error fundamental: confundir los ámbitos de lo fenoménico y lo nouménico. El concepto Universo es un concepto de nuestra razón, lo que haya ahí fuera, si es que hay algo, que corresponda con nuestra idea trascendental de totalidad fenoménica no es categorizable por las estructuras de nuestro entendimiento (categorías) ni de nuestra sensibilidad (espacio y tiempo) ni mucho menos por los constructos ideales de nuestra razón. El idealismo trascendental kantiano y su diferencia noúmeno-fenómeno sirve para superar esta problematicidad que es aparente ya que se funda en un error de principio, aunque por otra parte general en la historia de la filosofía: la confusión entre los ámbitos de lo que se representa a mi razón o a mi entendimiento y de lo que realmente es. Preguntar sobre la extensión del Universo o sobre la libertad y la causalidad es como preguntar sobre las propiedades del unquifante como si esas propiedades tuvieran realidad objetiva más allá de nuestra mente. Obviamente, en las ideas cosmológicas hay otros intereses y, además, está su carácter regulativo pero siguen siendo sólo eso: ideas construidas en la síntesis racional que carecen de realidad empírica (no proviene de percepciones del entendimiento) y de realidad nouménica (no tiene realidad fuera de nuestro pensamiento).

Dios, la libertad, las partículas simples pueden, y se subraya el pueden, existir en el obscuro y desconocido reino del noúmeno pero de ellos sólo podremos construir postulados e hipótesis o tener una creencia racional nunca un conocimiento cierto. Así destierra Kant a la libertad y a Dios de su sistema cosmológico no negándoles existencia sino negándoles su certeza. Son objetos de la fe o, como tratará en su obra "La Crítica de la Razón Práctica, objetos de la razón práctica y no objetos de la filosofía crítica.

El conflicto de las ideas trascendentales indica los límites de la reflexión. Límites que se anhela alcanzar pero que nunca se alcanzan dentro del reino del fenómeno. Cumplen el doble papel de límites y de deseos de la razón pura, eso sí, deseos nunca realizables.


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